
Debo reconocer que es una debilidad. Pero aún siendo una debilidad hay que ser honestos. El fútbol español tiene en Gustavo López, medio campista argentino del Cádiz, todo un ejemplo de superación, constante. Escribo estas líneas antes de viajar a Vigo donde el Cádiz visita el feudo de un ex primera venido a menos, el Celta y a la sazón ex equipo de el ‘Cuervo’, apodo que traía desde Argentina cuando la rompía en Independiente.
Gustavo es un tipo sencillo. Tiene 35 años y ha disputado este año más partidos completos que cuando era más joven. En Vigo es un ídolo. Fue un icono. En Zaragoza sentó cátedra tres años. Y en su país tiene el reconocimiento, pese a que jugó para una selección en una época de profundos cambios, pese a ello jugó un Mundial (2002), Olimpiada (96), Copa América (99), Champions League, UEFA y pese a todo Gustavo López no pierde las formas. No es ostentoso y ama a su mujer y a sus dos hijas y puedo decir que su padre Oswaldo es como un hermano mayor para él, además de su representante. Un grande, “son muchos años en el fútbol, en Europa. También se lo debo a mi familia y a mis hijas, que constantemente las tengo viviendo de acá para allá. Cuando deje el fútbol quiero desconectar algo. Uno nunca sabe que puede pasar”, comenta. Uno de sus mejores compañeros es el Mono Burgos, habla maravillas del Loco Bielsa y el zaguero al que nunca pudo pasar, y lo confiesa sin pudor, es Olarticoechea una vez con Mandiyú.
Pero todo se consigue con superación y se le ve en los ojos. Gustavo López con apenas 18 años sufrió una de esas lesiones que retiran a cualquiera, se rompió todo lo rompible, y salió adelante. Lo comenta Lorenzo Buenaventura, el ‘Maradona’ de los recuperadores y preparadores físicos. Incluso en su traspaso al fútbol europeo, al Zaragoza, el traspaso estuvo a punto de truncarse, ya que a Gustavo López se le detectó "alto riesgo" de lesión en la rodilla derecha en el reconocimiento médico. Finalmente, la operación se realizó al aceptar Independiente hacerse de una póliza de seguro que cubriera cualquier posible lesión irreversible. No come apenas nada frito y hace cuatro años que no se come una “papa frita”. Pero el tiempo no perdona y sus muelles van cediendo y comienzan a chirriar algo, como todo en la vida.Gustavo quiere seguir un año más. Lo hará en el Cádiz, que apostó por él cuando salió por la puerta de atrás de Vigo tras ocho años maravillosos. El fútbol lo gana. Puede acabar con 36 años, con 37 o con hasta 38 años, “seguiré hasta que mi cuerpo diga basta y mi mente esté cansada. Es mi trabajo, mi pasión”, me comentó en alguna ocasión este morocho interior zurdo quien ahora ya juega hasta por el medio de su equipo. Todo le vale por seguir en un terreno de juego. Sufre de pubis, golpeado en los tobillos y se mantiene ahí. Esta semana tiró fuerte y no se escondió, “jugaré bajo mi responsabilidad”. Llega el primero a entrenar y se va el último, se trata con los fisioterapeutas hasta un día entre semana y en hasta en la media noche. Quiere estar bien y seguir. Pocos jugadores hoy en día lo hacen. Gustavo López es un ganador y es un ejemplo. Podría pasearse y acabar y decir ‘chau viejo’ y volver a su Valentín Alsina natal o vivir del pasado, pero Gustavo quiere acabar donde empezó, en una cancha corriendo y no cayendo en lo que hoy muchos acaban.
Gustavo es un tipo sencillo. Tiene 35 años y ha disputado este año más partidos completos que cuando era más joven. En Vigo es un ídolo. Fue un icono. En Zaragoza sentó cátedra tres años. Y en su país tiene el reconocimiento, pese a que jugó para una selección en una época de profundos cambios, pese a ello jugó un Mundial (2002), Olimpiada (96), Copa América (99), Champions League, UEFA y pese a todo Gustavo López no pierde las formas. No es ostentoso y ama a su mujer y a sus dos hijas y puedo decir que su padre Oswaldo es como un hermano mayor para él, además de su representante. Un grande, “son muchos años en el fútbol, en Europa. También se lo debo a mi familia y a mis hijas, que constantemente las tengo viviendo de acá para allá. Cuando deje el fútbol quiero desconectar algo. Uno nunca sabe que puede pasar”, comenta. Uno de sus mejores compañeros es el Mono Burgos, habla maravillas del Loco Bielsa y el zaguero al que nunca pudo pasar, y lo confiesa sin pudor, es Olarticoechea una vez con Mandiyú.
Pero todo se consigue con superación y se le ve en los ojos. Gustavo López con apenas 18 años sufrió una de esas lesiones que retiran a cualquiera, se rompió todo lo rompible, y salió adelante. Lo comenta Lorenzo Buenaventura, el ‘Maradona’ de los recuperadores y preparadores físicos. Incluso en su traspaso al fútbol europeo, al Zaragoza, el traspaso estuvo a punto de truncarse, ya que a Gustavo López se le detectó "alto riesgo" de lesión en la rodilla derecha en el reconocimiento médico. Finalmente, la operación se realizó al aceptar Independiente hacerse de una póliza de seguro que cubriera cualquier posible lesión irreversible. No come apenas nada frito y hace cuatro años que no se come una “papa frita”. Pero el tiempo no perdona y sus muelles van cediendo y comienzan a chirriar algo, como todo en la vida.Gustavo quiere seguir un año más. Lo hará en el Cádiz, que apostó por él cuando salió por la puerta de atrás de Vigo tras ocho años maravillosos. El fútbol lo gana. Puede acabar con 36 años, con 37 o con hasta 38 años, “seguiré hasta que mi cuerpo diga basta y mi mente esté cansada. Es mi trabajo, mi pasión”, me comentó en alguna ocasión este morocho interior zurdo quien ahora ya juega hasta por el medio de su equipo. Todo le vale por seguir en un terreno de juego. Sufre de pubis, golpeado en los tobillos y se mantiene ahí. Esta semana tiró fuerte y no se escondió, “jugaré bajo mi responsabilidad”. Llega el primero a entrenar y se va el último, se trata con los fisioterapeutas hasta un día entre semana y en hasta en la media noche. Quiere estar bien y seguir. Pocos jugadores hoy en día lo hacen. Gustavo López es un ganador y es un ejemplo. Podría pasearse y acabar y decir ‘chau viejo’ y volver a su Valentín Alsina natal o vivir del pasado, pero Gustavo quiere acabar donde empezó, en una cancha corriendo y no cayendo en lo que hoy muchos acaban.
1 comentario:
Me ha encantado leer todo lo que se dice de este gran profesional.L verdad que siendo tan grande poco hay que añadir para que esto quede bonito.Lo has dejado tal cual es él.Para mi es orgullo leer esto de alquien a quien aprecio tantisimo por ser la gran persona que es.
Enhorabuena a el por ser como es,y a ti por escribir algo tan lindo y tan bien escrito.
Muchos besos.Anita.
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