He tardado en reaccionar y de escribir del descenso. No se puede dejar de pensar en el momento del penalti de Abraham Paz en alicante la tarde del domingo 15 de junio. Es difícil explicar lo vivido, contar lo visto y pensar en todo lo que se vio. Así de simple. Es increíble lo que tiene el cuerpo. Fue un shock algo inhabitual, desconocido. En segundos (desde que se señala el penalti hasta el tiro de Paz al palo) pasamos del todo a la nada en un tiro.Fue eso, un tiro al corazón y al alma del Cádiz, que esta próxima campaña jugará en Segunda B. Un pozo para los amarillos después de cinco años en la LFP, uno en Primera y cuatro en Segunda A.Toca mirar hacia delante, pero lo peor es que será difícil. Aún la gente no asimila el palo. Fue duro en la cabina, con un sol injusto detrás dándote de lleno, narrar ese momento. Lo peor es que Paz, que antes había marcado tres penaltis históricos por el ascenso del Cádiz, falló el decisivo para mantenerse en Segunda A y no debe quedar como el villano. Fue y es héroe por tirarlo en el descuento ante el Hércules y jugándose lo que se jugaban. Así es el destino. Un mal año planificado y que empezó mal debía acabar así, de esta manera, pero el que la escribió debió ser una persona cruel y malvada.Ahora los cadistas miran a ninguna parte. Es difícil asimilar el palo, y más para una afición fiel, joven y numerosa, que se ha labrado el sinónimo de “la mejor de España” por su gracejo, ímpetu y fuerza animando a los suyos. La ciudad sigue de luto deportivo y la gente busca explicaciones. Estas no llegarán, porque no las hay. Se falló y deben pagar los que fallaron.Es posible que dolor sea menos si nos lo tomamos como cura de humildad y aprender de los errores, pero otra vez vuelve el error… “en Segunda B seremos el equipo a batir”… craso error. Posiblemente este descenso sea el que más daño pueda hacer, ya que el 90% de la plantilla no seguirá por sus altos contratos, cesiones y ofertas. Posiblemente haya sido la mejor plantilla, la más cara, la de mejor nivel y nombres, la mejor preparada y la que más ilusión y expectación levantó. Un Ferrari no puede andar por un campo a través. Por ello toca levantarse, mirarse el ombligo y hacer las cosas con el corazón, ya que visto lo visto, la lógica no existe… y menos en el fútbol.
P.D Aquel domingo tuve una sensación extraña. Alegría y pena. Sentimientos encontrados. A quien se quiere más, a un padre o a una madre, a una esposa o una madre… El Cádiz, que me dio mucho, estaba en Segunda B, casi muerto. Por otro lado, en La Línea, de donde salí, soy y crecí, celebraban ascender a Segunda B. El año que viene nos encontraremos. Hasta entonces, no se que podré sentir.
martes, 24 de junio de 2008
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